Nuestro patético presidente, bobo internacional pero hábil sisador en casa, sigue tapando la boca a sindicatos y disidentes con los ahorros de nuestro país, arruinando el futuro de nuestros nietos y de esta nación que aún se llama España. El déficit se infla, vamos a por los 5 millones de parados y el pueblo llano sigue de fiesta, enlazando Semana Santa con la Feria de Abril, entre cañas y rebujitos... En este Primero de Mayo, de playa y chiringuitos, sólo se ha oído criticar a la patronal por proponer soluciones tan claras como nuevos contratos más flexibles que, por cierto, nunca afectarían a los existentes. Y mucha leña todavía contra el boom inmobiliario, como gran culpable de una situación que -sinceramente- ha dado trabajo durante diez años a millones de personas y nos ha permitido comprarnos una casa a otros tantos. Y que tampoco podía durar eternamente, leches. Era algo tan claro como las pirámides de inversión en las que los primeros más listos se llevan el dinero de los últimos tontos, movidos TODOS siempre por la ambición. Al fin y al cabo, sólo una élite pudo permitirse siempre una gran casa, un gran coche y unas largas vacaciones. Pero TODOS Y CADA UNO nos hemos creído Bill Gates y que Jauja duraría eternamente... Valga el ejemplo de una pareja cercana que se metió en dos hipotecas simultáneas para dos pisos de más de 250.000 euros, porque "luego vendemos uno y con el beneficio pasamos del BMW y pillamos un Audi y un Mercedes 4x4". Ahora, qué coincidencia, ambos dos se han quedado en paro y he oído que andan a bofetadas para divorciarse.Para colmo, y a diferencia de crisis precedentes, faltan alternativas y expectativas. Si Rajoy hubiera tenido la nobleza de presentar un relevo apetecible (por ejemplo Gallardón + Güemes + Lara Croft), España estaría clamando ya por adelantar las elecciones. Pero el panorama es tan triste que dan ganas de meter la cabeza en un cubo. Y todavía falta ver cómo se toman los más zumbados del País Vasco el desalojo de Ibarretxe el próximo martes...
